La OMC prepara el futuro del comercio electrónico transfronterizo
Decenas de países están en negociaciones para regular el comercio electrónico transfronterizo
Setenta y cinco naciones han acordado participar en las conversaciones de la Organización Mundial del Comercio, que comenzarán en marzo, sobre el comercio electrónico transfronterizo, una de las áreas más complejas y de mayor crecimiento, del comercio mundial.
El panorama general: el comercio electrónico orientado al consumidor se ha convertido en un mercado mundial de 3,5 billones de dólares, y unos 700.000 millones de dólares de esas compras se realizan a través de las fronteras, pero casi no existen normas internacionales vigentes al respecto.
Antecedentes: La mayoría de los acuerdos comerciales existentes se redactaron en la era pre-digital para cubrir los flujos tradicionales de mercancías que entran a los países en grandes contenedores a través de los puertos de entrada. Pero el comercio electrónico resulta en una avalancha de pequeñas parcelas que abruma a los inspectores de aduanas.
Algunas cifras: El Instituto Global McKinsey proyecta que el mercado global para el comercio electrónico transfronterizo entre empresas y consumidores superará el billón de dólares para el próximo año.
Se considera que el comercio electrónico transfronterizo de empresa a empresa es entre 4 y 5 veces mayor.
El volumen de envíos internacionales de paquetes se ha triplicado desde el año 2000.
El comercio electrónico y las nuevas tecnologías podrían impulsar el comercio de productos manufacturados en un 6-10% en la próxima década.
Lo que está pasando: China -el mayor mercado de comercio electrónico del mundo- ha firmado recientemente para unirse a los Estados Unidos, la UE y aproximadamente la mitad de los miembros de la OMC en la mesa. La India, Pakistán, Sudáfrica y algunos otros países en desarrollo están optando por la exclusión debido a la preocupación por el acceso de las multinacionales a sus mercados locales.
Objetivo: Los negociadores tendrán que armonizar los marcos que rigen no sólo el comercio electrónico sino también otros tipos de flujos digitales transfronterizos.
Muchos países exigen que los datos generados dentro de sus fronteras se almacenen en servidores situados físicamente en ese país. Este es un punto de contención para el tráfico y las transacciones globales de Internet, ya que ha obligado a las empresas a construir múltiples centros de datos extranjeros.
Los negociadores también tendrán que abordar la falta de normas internacionales para la protección de los consumidores y la privacidad de los datos.
Estas conversaciones son una oportunidad para modernizar el comercio y proteger a actores vulnerables, como las pequeñas y medianas empresas y los clientes.